12.5.08

TRANSCURRIR

Déjame sentir ancha hora
la extendida lentitud de sus brazos,
descubrir en la flama de sus ojos
jardines de turgentes anturios:
pistilos que recorran mi piel
y abran paso hacia vías encendidas
donde jóvenes amantes ríen
y sus vasos llenan.
Cantar quiero entre tus hojas
que de elevadas ramas descienden,
llorar entre tus flores,
en tu seno de tierra
–néctar, ojos, selva–
cuando el dolor de tu partida
mi juventud alimenta.

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